Se agrandó la negra
Queríamos conocer el salar, pero ya desde Tupiza, las agencias de turismo nos venían tirando unos precios desorbitados: 1000 pesos bolivianos, que los bajaban hasta 800 por persona como muy poco (esto equivale a algo así como 600 pesos argentinos). No estaba en nuestro presupuesto.
Ya estábamos en Uyuni, y como quedaba bastante más cerca del salar (25 kms) volvimos a consultar con los agentes de turismo que te saltan al cuello ni bien pisás el pueblo, pero los precios seguían sin cerrar, así que decidimos intentar un "mini tour" por nuestra cuenta, que según los mismos agentes, obviamente, era imposible.
Paramos dos noches en Uyuni y una mañana, despuès de hacer unas averiguaciones, decidimos salir.
Luqui, Ger y Cata se fueron hasta "la terminal" (un grupo de micros en pésimo estado, aglomerados en una cuadra con un boulevard en el medio) y yo los acompañé con la negra para ver dónde los iba a dejar el micro para poder encontrarnos ahí.
Con la negra en "la terminal"
El chofer, como está todo arreglado con las empresas de turismo, les dice que ese micro recorre el salar, de hecho va hasta la Isla del Pescador (lugar turístico dentro del salar), pero que no los puede llevar, que los puede dejar en colchani, un pueblo ínfimo que queda a orillas del salar. Ahí fuimos.
Fueron 20 kms del peor ripio de todos.
Lllegamos al pueblo, buscamos un poco, y dimos con el único hospedaje que hay. Una construcción hecha toda de sal, como cada una de las casas y cosas que hay en ese pueblo. Un lugar increíble.
En el patio del único hostal de Colchani
Esa misma tarde, con Cata y la negra hicimos los 5 kms que faltaban para llegar y nos metimos de lleno en el salar. Una locura, un desierto inmenso completamente llano y blanco. Sólo sal (video)
Después de recorrer vaya uno a saber cuántos kilómetros llegamos a una construcción en el medio de la misma nada. El hotel de sal (video)
Charlamos un poco con la amable parejita potosina que estaba a cargo y arreglamos que al día siguiente pasaríamos la noche ahí por la módica suma de 20 bs.
La verdad que estuvieron muy amables ya que el precio real es de 20 dólares, algo así como siete veces lo que terminamos arreglando.
Y así fue. Al día siguiente nos cargamos el equipaje y los cuatro (Luqui, Ger, Cata y yo) encaramos para el hotel. Con la negra habremos llegado en media hora, pero los chicos se caminaron como dos horas por el medio del desierto, sacrificio que quedó chiquitito al lado de los atardeceres y amaneceres que nos comimos en ese lugar.
Jueguito en el salar
FOTOS SALADAS
Señora en busca de señal, la tecnología llegó a Colchani
Montañas de sal
Cata refugiada
Negra salada y el reflejo del desierto
Atardecer y luna llena