viernes, 21 de mayo de 2010

FOTOSUELTAS

(Recomendación: ver este posteo escuchando www.goear.com/listen/6210ac7/lejos-de-casa-skay-beilinson)

Dos o tres días en Cachi con escapadas a ruinas, y un viaje con clima seco y árido, alta montaña con nieve y selva tropical en sólo 160 kms para llegar a Salta.
Acá estoy ahora, en la casa de Martin, Nati, Gastòn y Regi. Muchas gracias amigos por la onda! (recomendación: escuchar el programa de radio de los chicos: http://www.naturafm.com.ar/ - el programa se llama: Rompecabezas).
Acá también nos encontramos con Lucky y Ger, dos amigos del principio del viaje que se instalaron a grabar sus primeras producciones bajo el nombre de: Duo Ñanta (www.myspace.com/duonianta)
Hoy muestro unas fotos y escribo rápido, estoy saliendo para Purmamarca, ya se vendrán novedades y algún buen posteo escrito.
Gracias a todos! espero sus comentarios! Salù amigos!

Camino a "Las Pailas" unas ruinas que quedan a unos kilómetros de Cachi. Ahí fue la parada para almorzar unos sambùches.
El paisaje en las ruinas

Catusss

Amiguito rico en la montaña


Parque Nacional Los Cardones

Otra vista del parque

La recta de "Tin-Tin"

La nieve en la ruta camino a Salta (video)


Hogar en Salta

Y para los que las pidieron... las del cementerio abandonaaado jua jua juaaaa:

Un ataúd abierto, este es uno de los tantos que había


Una bóveda destruída


viernes, 14 de mayo de 2010

A 40 por la 40

Con el tanque lleno del vino que más le gusta, la negra arrancó. Poco le importó el peso que llevaba, ya que el paisaje de la pista de baile la entusiasmaba lo suficiente.

La negra bien cargada, el agregado es ese tronco ahuecado de esas plantas que son como el aloe vera pero más grandes, y un cuero de chivito. La intención: hacer un tambor, tengo que encontrar quien me enseñe

Los primeros kilómetros eran de asfalto y ya conocidos desde la excursión a San Carlos, o algunas escapadas de madrugada para conocer Animaná, tierra del vino más noble y la ruta 40 a la luz de la luna.
Pero después de San Carlos empezó el ripio, el camino se puso hostil y la negra empezó a lucirse realmente.
Con sus zapatos nuevos y Clandestino sonando en los auriculares, me llevaba por los pozos de arena y las montañas de piedras disfrazando los resbalones como si fueran pasos de baile, sin dejarme tocar el suelo con los pies. Me resigné a mostrarle por donde ir, ella sabía bien que huellas elegir.
Después todo Clandestino y como seis o siete temas de appetite for destruction, frenamos a respirar, mirar el paisaje de la Quebrada de las Flechas y comer unas croquetas de arroz que habíamos preparado con Cata la noche anterior.

El lugar del almuerzo, en la Quebrada de las Flechas

Arrancamos de nuevo, el paisaje nos deleitaba y el orden aleatorio de la música transformó el sonido super roquero en recitados viajeros de Don Atahualpa Yupanqui, que describían los paisajes que iban pasando como si estuviera andando con su caballo a la par nuestra.

 Siguiendo por la Quebrada de las Flechas, más abajo la ruta y un valle verde con río

El camino era duro, si bien los bancos de arena habían desaparecido, los 80 kilómetros de ripio lleno de subidas y bajadas cansaban y exigían. Así fue que la negra me empezó a hacer señas: se estaba quedando sin aceite. Paramos, descansamos, le agregué aceite para mezcla y justo antes de arrancar veo ahí nomás, en una especie de lomada, un paredón de adobe muy imponente con una puerta en el medio por la que se veía una cruz. Era un cementerio. Solo, en el medio de la montaña, parecía abandonado.

 El paredón misterioso

Dejé a la negra abajo y entré. Estaba como destruído. Había bóvedas de adobe derrumbadas, cajones abiertos (hay fotos pero no son aptas para impresionables), cruces caídas y tumbas que parecían haber sido profanadas. Menos mal que era de día.

El cementerio

Saqué unas fotos y seguimos.
El paisaje iba cambiando con el correr de los kilómetros. La ruta 40 es increíble (esta también es la 40), toma formas y colores muy diversos a lo largo de su recorrido.
El objetivo era Cachi, y después de mucho tiempo de viaje, ya habían pasado como cuatro horas desde que arrancamos, apareció un cartel verde de esos de las rutas que anunciaba que el próximo pueblo era Seclantas, y yo sabía que 20 kms después se encontraba el objetivo final.
Igualmente dejé la ansiedad de lado y decidí entrar a conocer ese hermoso lugar del cual tenía muy buenas referencias, entre ellas el tema "el seclanteño" (recomendación: escuchar la versión de Pedro Aznar).
Hermoso lugar.

La plaza de Seclantas


Paz en Seclantas

Termino las croquetas, charlo con la fundadora de la primera escuela de telar de poncho (muy interesante) y seguimos viaje.
Eran 20 kilómetros de ripio en mejor estado y con Despedazado por mil partes en los auriculares, sonando a toda velocidad, fue la parte más relajada y exitante del recorrido.
Después de cinco horas y media llegamos a Cachi, estacionamos y me senté a tomar una rica Salta rubia y esperar en la plaza a que algo me dijera donde dormir.

lunes, 10 de mayo de 2010

Decisiones

Está fresco, bastante fresco, pero al abrir el cierre de la carpa los primeros rayos de sol ya empiezan a calentar. Ni hablar de Chori, el perro amigo, que se acerca moviendo la cola más rápido que cualquier otra cosa en este pueblo, y estrujándose de felicidad como si yo hubiera hecho algo para que eso pase; o las brazas de la caldera que quedan encendidas desde la noche anterior como cada mañana, y que con unos pocos soplidos y algo de leña encienden la llama que mantiene el agua caliente durante todo el día.

Chori cerca de la caldera, matando el frío de la mañana

Ya con las manos bien entradas en calor, es hora de apagar las luces que alumbraban de noche y que ahora con todo el día por delante y el sol pegando fuerte, no se llega a distinguir si están prendidas o apagadas.
Después, el desayuno. con el agua esperando a hervir con unas hojas de coca para el té y la tostadora secándose al fuego para tostar el pan medio duro, es momento de salir, abrir la puerta del lugar y deleitarse con el paisaje (ver video) camino al almacen para comprar dulce de leche.
Paso por la plaza e intento comunicarme con unos escandinavos que hablan muy distinto, pero sin demasiado éxito. Sin dudas el target que tomó el hostel/camping desde que me encargo de invitar gente, pasó a ser de viajeros, hippies, artesanos, estudiantes, familias, empresarios o parejitas felices de vacaciones, pero queque hablen mi idioma. (igualmente ya en varias ocasiones logré intercambiar unas palabras y persuadir a simpáticos gringos a que se hospeden)


La plaza de Cafayate, todos los días paseamos por ahí en busca de nuevos huéspedes para el camping

Vuelvo y me encuentro con el agua casi evaporada y la tostadora pidiendo el cambio. Nada grave.
Preparo de nuevo el desayuno y me siento abajo de la parra ya sin uvas a tomar un té y charlar con los huéspedes que se van levantando y bostezando. Todos ,sin excepción, hacen comentarios sobre el buen clima del lugar.

El desayuno abajo de la parra

Igualmente hago memoria y pienso en lo que me decía ayer el amable joven salteño que no paraba de servirme ginebra atrás de esa barra, con los redondos como música de fondo durante toda la noche, en el bar de al lado del camping. Me contaba que Miriam, la dueña, se aprovechaba de los vaijeros. Suena fuerte, pero de hecho ella misma me decía que venía trabajando así ya hace tiempo porque le convenía.
Claro, ahí caí. Estoy trabajando todo el día, me está pagando solo el 20% de la ganancia diaria del camping (en un muy buen día me quedan para mi como mucho 25 pesos) y no me deja dormir en habitación porque dice que tienen que estar siempre listas para los huéspedes. ¡Eso es explotación! ¿Cómo no me puse a pensarlo antes? Trabajo todo el día, y cuando digo todo el día, es TODO EL DÍA. Está bien, es relajado y me gusta más que cualquier otro trabajo que haya tenido. Pero si no estuviera ahí metido, no habría nadie para atender a la gente que viene, por lo tanto la gente no se quedaría, por lo tanto Miriam no ganaría dinero. O sea que cierta responsabilidad tengo... (perdón, me puse a pensar en voz alta).
Acá, abajo de la parra, desayunando té con tostadas, acabo de decidir que me voy. No se si hoy o mañana, pero me voy a ir.
Eso es lo lindo de estar con la negra, cuando quiero, nos vamos. Ella está siempre dispuesta a salir a la ruta

REMUSEN GRAFIFOTOFICO

Mandarinas, levantarlas del piso para no pisarlas es parte del trabajo diario


Una casita en el medio de la montaña, camino a las 7 cascadas. Yo no fui


Pablo y Cata en sesión fotoebriáfica

Excursión nocturna a Animaná, un pueblo a 20 kms de Cafayate. Esta foto es en la "Iglesia" "Avandonada". No resultó ser una iglesia, ni estar abanonada. Eran como las 3 de la mañana y se veian luces encendidas.


Despedida de Sameena, Ger, Lucki, Sofi y Pablo


Cata pintando su mural, en una de las paredes del camping

sábado, 8 de mayo de 2010

Breve entrada de aviso

Amiguitos: Les escribo rapidamente, porque me están esperando para comer y la comida ya casi está.
Les comento, para los que no sabían, que conseguí trabajo. Estoy acá en Cafayate, y me quedé trabajando como encargado en el Hostel/Camping "El Parque" (aparece la entrada en la última foto de la entrada anterior). Todo esto me tiene medio ocupado, porque tengo que limpiar el parque, mantener la caldera prendida, atender a la gente, salir a buscar nuevos amiguitos a la plaza para que se hospeden, y varias actividades mas, pero todo al aire libre, abajo del sol y a los pies de las montañas.
Igualmente mañana en alguno de los tantos momentos libres del día me voy a venir para subir algunas fotos y contarles un poco màs.
No hay muchas anècdotas ni historias raras màs que el hecho de haber conocido mucha gente y alguna que otra excursiòn nocturna con la negra por las rutas y los pueblos de acá cerca; digo nocturna porque la noche es el momento que tengo para irme un rato largo y que todo siga bajo control.
Bueno gente, estamos en contacto y mañana o pasado vuelvo con más historias y fotos para compartir.
Salù!